Los factores de riesgo de la desigualdad; no sólo fueron las comorbilidades
Además de factores de salud, los mexicanos tienen que enfrentar la pandemia con rezagos en seguridad alimentaria, densidad demográfica, escolaridad, edad e índice de vulnerabilidad
Diabetes, hipertensión, obesidad; comorbilidades preexistentes en millones de mexicanos que pueden derivar en complicaciones en un contagio por coronavirus. Pero también hay factores preexistentes en muchos mexicanos que los hacen más proclives al contagio, indicadores sociodemográficos, que van desde la escolaridad, ocupación y hasta el tipo de vivienda que habitan; desde ahí cada quien ha experimentado y entendido la pandemia, ha aprendido a protegerse con las medidas que puede cumplir y las que su economía le ha permitido, durante el primer año del coronavirus en México.
Protegerse y comer
“La pandemia siendo el mismo virus afecta de manera desproporcionada a quienes viven en pobreza y a quienes tienen mayor vulnerabilidad y carencias; son las personas que más han perdido su empleo, son las personas que más han tardado en recuperar su ingreso, y quizá es obvio, pero es muy importante entenderlo, son personas que han visto más afectada su seguridad alimentaria en este tiempo y han presentan más altos casos de ansiedad y hasta depresión”.
Es el análisis de Rogelio Gómez, coordinador de Acción ciudadana frente a la pobreza, a través de los resultados de la IV Medición de la Encuesta de seguimiento de los efectos del covid en el bienestar de los hogares mexicanos (Encovid-19).
De acuerdo con ésta, en mayo y junio de 2020 se alcanzó el pico de porcentaje de hogares que reportaron una reducción en sus ingresos 69% para el mes de mayo y 68% para el mes de junio, meses en los cuales concluyó el periodo de la Jornada Nacional de Sana Distancia (mayo) e inició el progreso paulatino a la Nueva Normalidad (junio).
“Lo que ayude esta encuesta es a darnos la dimensión y a encontrar esta diferencia, estas desigualdades, porque lo que vino hacer la pandemia es a desnudar las desigualdades, desde ‘quédate en casa’ cuando no todo mundo tiene casa, desde ‘lávate las manos’ cuando no todo mundo tiene agua en su vivienda con dotación diaria, quédate en casa si vives al día pues entonces que te quedas sin comer o cómo”, consideró el analista.
El 47% de las personas que participaron en la encuesta declararon que sus ingresos se redujeron entre 30 y 50% en los meses de mayo y junio y en octubre, última actualización de la encuesta, sólo 42% dijo tener esa reducción de ingresos. También en mayo y junio 35% (34% en junio) dijeron haber visto reducidos sus ingresos más de 50%; para octubre los afectados con esa reducción eran el 30 por ciento.
“La evidencia muestra que sí, que la Encovid pega en zonas donde hay mayor concentración de pobreza, pero urbana, sobre todo por el nivel de contagio y porque insisto, tiene mucho que ver con no poder dejar de trabajar, no poder dejar a quedarse en casa o sea porque el dilema de morir de hambre o ser contagiado pues no se puede resolver así”, agregó Rogelio Gómez.
Las muertes por coronavirus es otro indicador claro de los sectores socioeconómicos donde más ha pegado el coronavirus. Eso ha sido tema de investigación del demógrafo Héctor Hernández Bringas quien desde mayo de 2020 presentó cifras, las cuales dice se han mantenido en el tiempo con ligeras variantes.
“El fenómeno de la mortalidad, siempre, bajo cualquier circunstancia afecta de manera mucho más importante a las personas de menores recursos, a las personas más vulnerables; con covid-19, ciertamente no estamos hablando de una excepción de este caso, porque justo son las personas con mayores vulnerabilidades socioeconómicas las que más padecen este fenómeno”, explicó el académico de la UNAM.
Hasta agosto de 2020, 10 ocupaciones concentraban 90.6% de las muertes: amas de casa (26.9%), jubilados y pensionados (13.3%), comerciantes (11.9%), empleados y personal de apoyo administrativo (9.7%), choferes y ayudantes (5.7%), no ocupados (5.2%), trabajadores agrícolas (5.0%), profesionales (4.9%), trabajadores de la educación (4.5%) y artesanos obreros (3.5%).
“Corresponde a los trabajadores del país, estamos hablando de la gente que sale a trabajar y que no ha tenido durante toda esta pandemia la posibilidad de guardar está sana distancia que nos da el resguardo en nuestros domicilios”, precisó Hernández Bringas.
Otro indicador que ha seguido puntualmente es el de la escolaridad de las personas fallecidas por covid-19.
Al analizar la población general, 49.6% de los muertos por coronavirus tenían la educación primaria o un nivel inferior, 22% la educación secundaria y 18.4% bachillerato o más.
Al revisarlo por edad, el 76.7% de los muertos de 70 años o más tenían concluida solo la primaria o un nivel inferior a esta, para quienes murieron entre los 40 y 69 años el 40.7 tenía la primaria concluida y 32.9% el nivel bachillerato o más. En los menores de 40 años el 51.7% de los fallecidos tenía el bachillerato o más. Mientras que al revisarlo por sexo, el 60.7% de las mujeres fallecidas tenían la primaria o menos contra el 43.7% de los hombres.
Un estudio más que arroja luz sobre la desigualdad y los efectos de la pandemia es el realizado por Aracelí Ortega, investigadora asociada del Centro de Estudios Educativos y sociales, el Índice de vulnerabilidad en la infraestructura de la vivienda ante covid-19 en México.